Yeux Magiques [Sybill]

"Excelente Evan" hablo la vocecita que era mi unica compañia desde hacia muchos años y decidi hacer un ultimo intento parecia temerosa de mi y como no estarlo si un extraño te decia eso lo menos que podrias hacer era reaccionar asi.

Me detuve un momento cuando me di cuenta que mi tartamudeo no habia hecho acto de presencia ante ella, aun mas razones para seguirla, aun con lentitud y ella con paso apresurado estuve a su lado nuevamente en un pestañear.

-Perdone mi impertinencia, mi nombre es Evan Rivoire, soy turista aqui pero-tome mi cartera del bolsillo trasero de mi pantalon y saque mi pasaporte-Puede quedarselo todo el rato, solo quiero ver sus ojos, pidame lo que quiera-estaba comenzando a sentirme desesperado me anime a rozar su mano que tenia una calida temperatura-se que es extraño pero no quiero hacerle daño solo necesito su ayuda.

Tomé el papel con cierta cautela y sonreí al ver el nombre escrito con esa caligrafría especial. Lo miré sorprendida por su pregunta y contuve la respiración unos segundos mientras negaba débilmente con la cabeza.
- No, yo... tengo que irme. Pero le agradezco esto -le mostré el papel y luego cometí el error de devolver la mirada a aquellos ojos. Suspiré en silencio y lo miré de nuevo con más amabilidad. Quizás me había pasado de huraña.
- Quizás... quizás pueda acompañarme hasta el autobús - la verdad a esa hora ya me daban miedo aquellas calles y con él al menos me sentiría un poquitín más segura - No es lejos, un par de calles hacia allá - hice un gesto con la mano.
- ¿Vale? - lo miré medio divertida y todavía un poco temerosa.

- Oh, no -le repliqué y le sonreí comenzando a caminar rápidamente por la calle, quedándome también sorprendida de la ligereza y suavidad de sus movimientos.
- Hasta el autobús está bien - murmuré apretando los labios un poco.
Hasta la casa era demasiado peligroso, aunque... no sabía porqué, pero me hubiera encantado. Si lo conociera más...
No, pero tampoco podía hacerlo. Lo dejaría de ver y punto.
¿Y si no me lo encontraba más?
¿Qué tenía eso? Replicó mi enfadado inconsciente.
Lo miré con un dejo de nostalgia, pero seguí caminando deteniéndome en la esquina por el semáforo en rojo.

Contuve la respiración cuando un vehículo pasó a toda carrera frente a mí incluso con la luz roja para él. Pero mi corazón dio un salto por sentir su mano en mi codo, sosteniéndome firmemente sin dejarme bajar a la calle. Lo miré sorprendida, sin la turbación que me hubiera resultado más natural.
- Gracias - lo miré muy seria y con cierta emoción.
Cuando todos comenzaron a atravesar normalmente otra vez me puse en marcha de nuevo algo temblorosa, sin querer mirarlo de nuevo.
No me debería sentir tan bien y tan nerviosa a su lado a la vez.

Tenia algo que me hacia sentir a gusto con ella, asi sin decir palabra, tan solo sintiendo su aroma junto a mi, desprendia un dulce olor a flores era simplemente agradable pero muy desconfiada, queria saber mas de ella pero no sabia como hacerle, que hacer para ganarme su confianza y que me permitiera verla de nuevo.

-De nada...

Durante la siguiente cuadra no me atreví a mirarlo hasta que fuimos por la mitad.
- ¿No conoce la universidad de NY? - lo miré con curiosidad - ¿Usted no estudia? ¿es un escritor independiente? - le sonreí a medias mirándolo fijamente a los ojos, a aquellos ojos que me hipnotizaban sin siquiera yo darme cuenta.

Lo escuché atenta mientras ya casi llegábamos a la parada del autobús y me detenía a esperar. Lo miré curiosa, como no había dejado de mirarlo desde que lo había visto por primera vez, hacía bastante rato ya.
- ¿Así que salió joven? Pues entonces es talentoso - le sonreí - ¿por qué no ha querido publicar su libro?

Lo miraba mientras hablaba. La verdad no podía quitarle la vista de encima. Cuán solitario se veía hablando con tanta desesperanza de su libro.
Cuando terminó lo miré indecisa. ¿Para qué querría verme mientras leía su libro? ¿Para verme de nuevo? ¿ Con qué intenciones?
Pero al mirar sus ojos también supe que con ninguna mala. Y con ello bajaron todas mis barreras.

- De... de acuerdo - murmuré - Mañana salgo cerca de las seis... puede ir entonces a la universidad y llevar su libro - murmuré bajando la mirada a las puntas de mis zapatillas.